jueves, 4 de mayo de 2017

"Jornada del Hombre" (selección y opinión)

Jornada del hombre (1943)
Por Cuadernillos Lilulí (N° 1).
Ilustrado por Néstor.


Tapa del libro.
Solapa con semblanza del autor.



SELECCIÓN DE POEMAS:


Estética

Yo doy mi canto como da el verano
golondrinas, y el mar da litorales.
Nunca supe el porqué de los trigales
pero lo mismo el pan llega a mi mano.

Si estuviera vedado al duraznero
salir por sus duraznos milagrosos,
un viento enloquecido de carozos
mordería su tronco prisionero.

Y no sé si el poema es una rosa
o una brizna del alma numerosa
que encontró la palabra que la nombre.

Sólo sé que se cumple mi destino
cuando el verso que doy muestra el camino
que transita el poeta con el hombre.



Partida del poeta adolescente

Con una estrella rota sobre el hombro
ha comenzado a ser lo acontecido.
Se le cayó la voz –polvo de sombra-
cuando la noche se vistió de grillos
y el aire de temores.

Fue entonces que la voz se le deshizo.

Era
(¡qué palabra con muerte esta palabra!)
un junco musical recién nacido;
una ventana abierta al horizonte;
los pasos y el camino.

Desde el fanal celeste de sus ojos
el niño transcurrido
le alcanzaba las sílabas desnudas
y el aliento esencial de los sonidos,
para que fuera el canto
sencillo como el hombre,
vital como la leche y como el trigo.

Él, que amaba el prodigio del árbol y la lluvia,
y el profundo secreto del carbón y el granito…
Él, que amaba el misterio frutal de los carozos
ahora estará lleno de respuestas y signos.

Sus manos, sus cabellos
y el marfil de sus dientes desprendidos,
ya empiezan a empujar el crecimiento
del álamo y el lino.

Un pájaro de niebla picotea
su derramado corazón de lirio
y el agua ya le busca las arterias
para iniciar la eternidad de un río.

Oh, muerto innumerable.

Oh, claro adolescente atardecido.



Caminos

Me dijo el corazón: elige un rumbo
para darle a tu canto;
el aire con su escolta de palomas
o el bosque con la angustia entre sus brazos.

Los senderos del aire son de briznas.
Con el alma de pájaro
llegarás al final, donde se besan
la música del sueño con los astros,
y encontrarás una ciudad de espuma
con torres de milagro.

El camino del bosque es de palabras
y medusas de llanto.
Por él camina el hombre a su destino;
en él cada dolor engendra un árbol.
En los últimos cercos está el pueblo
herido de relámpagos.
Ya disparé mi vos enamorada
por el camino amargo.
Ha perdido la risa, pero lleva
la fe en el hombre dentro de su canto
como lleva en el ímpetu la flecha
el poderoso vendaval del arco.


Fe

En la ciudad del hombre ya no queda
la sonrisa de un pétalo;
ni una tarde cruzada de palomas;
ni la espiral celeste de un recuerdo.
Ya no existe la casa con la madre,
ni la cómoda antigua del abuelo,
ni la mesa de pino, ni el manzano
ni los ojos del perro.

Toda la simple intimidad del hombre
cayó de bruces en el mar de hierro.
Pero la muerte no tendrá en sus venas
el caudal necesario de silencio
para que deje de cantar el río
su siempre nacimiento.

Nunca tendrá relámpagos bastantes
para incendiar el cielo;
ni tanta sombra para tantas albas;
ni el suficiente viento
para arrancar del bosque de los días
la eternidad elemental del pueblo.

En la entraña violenta de la muerte
un fruto de alegría está creciendo.



 OPINIONES:

"Con este volumen (1), la editorial "Lilulí" -promisorio esfuerzo de un grupo noblemente inspirado- presenta la segunda entrega de una autor joven -nació en 1917- que ya, con "Pulso de la Tierra" adelantara una voz plena de posibilidades. Pero lo que entonces era un cauteloso tantear de caminos, transitando por las huellas abundantemente señaladas por las sendas rectoras de la poesía de nuestro tiempo, es hoy depuración celosa de la propia voz y, sobre todo, una pareja unidad de estilo y de tono que valora seriamente el volumen".

Periódico La Hora, 06/06/1943.

"Con Jornada del hombre, doce poemas apenas, Etchebehere entró de lleno y sin discusión en la poesía argentina, bien plantado, con neto perfil de su personalidad humana y artística y con toda su voz. Los críticos más exigentes así lo dijeron y, curiosamente, propuestos a señalar el mejor poema que llevaba la entrega, no estuvieron de acuerdo: cada uno eligió el suyo y en definitiva quedó claro que los doce eran excelentes".

Luis Iglesias, en la conferencia ofrecida en la Biblioteca de Cañuelas en 1979, a un año de la muerte del poeta
Luis Fortunato Iglesias (Tristán Suárez, 1915- Buenos Aires, 2010). Maestro, pedagogo y escritor. Autor de una nueva pedagogía enfocada en la escuela básica, que comienza con su libro -varias veces premiado y difundido por toda América- "La escuela rural unitaria". Integrante fundamental del Grupo "Lilulí".

"La lectura cronológica de sus libros depara la sorpresa del soneto Estética con que se abre Jornada del hombre. El tiempo trascurrido entre el volumen inicial y este cuadernillo, es enorme, si lo consideramos por la seguridad y robustez de tono adquiridos. El poeta alcanza una conciencia clara de su destino, que trasciende hacia su tercer libro, acelerando su plenitud. Ninguna artificiosidad literaria cabe en su posición y su arte sería el de simplificar las cosas y esclarecer la estrofa con el recuerdo bíblico que ninguna época desmiente ( ). Si Etchebehere vistiera su poesía de otro ropaje que no fuera el de la dicción natural, este vivo fluir quedaría desvirtuado y no llegaría a expresiones cabales en su emoción y justeza".

José González Carbalho para Noticias Gráficas (12/4/50). Ver artículo completo. José González Carbalho (1899-1958): Poeta nacido en Buenos Aires, hijo de emigrantes gallegos. Profesor y periodista. Publicó en poesía: “Campanas en la tarde” (1922), “Cantados “(1933, Premio Municipal), entre otros; en prosa “El libro de Angel Luis” (cuentos, 1926), “Vida, obra y muerte de Federico García Lorca” (1938) y otros; teatro: “Arrabal de Carriego, Cornamusa”; ensayo: “Idioma y poesía gallega” (1953). Amigo personal de Federico García Lorca y Pablo Neruda, y otros tantos poetas de su generación. El chileno le dedicó un poema en su fundamental obra “Canto general” (1950).


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